La indetenible Ruota Fortuna

...Reino, he reinado, carezco de reino, Reinaré...

21 sept 2012

"wena naty!", in memoriam.



En respuesta al post juventud ominoso deseo de Pablo R.




Veo estas cosas, y me doy cuenta que "las conquistas del feminismo" no son más que un mal chiste, además de relatos de ciencia ficción. Seguimos viviendo en una sociedad eminentemente machista, desproporcionadamente fálica y denigradora de la mujer y lo femenino. Pero, ¿es sólo el hombre quien denigra a la mujer?, ¿tenemos realmente claro que es "lo femenino"?; y, de ser así (lo de tener claro qué es "lo femenino"), ¿quién carajos lo definió: el hombre o la mujer?, ¿ambos?
No voy a caer aquí en los argumentos de que si el patriarcado ésto, ni tampoco me las voy a dar de Marija Gimbutas para decir que en el matriarcado todos vivían mejor y en paz. Ya tenemos suficientes pelotudeces en este lado de la cancha, como para seguir reproduciéndolas a diestra y siniestra para defender lo indefendible.
Una mujer (y un hombre, y todos en realidad) merece respeto por el simple hecho de ser (y aquí creo que es válido comenzar a trascender lo humano: simplemente por ser TODOS merecemos respeto. El sexo como acto volitivo merece ser respetado por permitirnos SER. La intimidad a todo nivel y significado debe ser respetado porque también nos permite ser.
Ahora, y volviendo a lo de quién definió qué y quién denigra a quien, debo decir que ponerle el cascabel al gato del machismo es extremadamente difícil porque ambas partes son cómplices y partícipes: madres castradoras que crían hijos machistas, mujeres que resumen su existencia y su valor como persona en sus tetas y en lo carnosas y turgentes que tengan o no las nalgas, niñas que aprenden desde pequeñas el arte de manipular al "macho" de la mano de sus madres (quienes son las mismas que crían a sus hermanos como machos reprimidos post-edípicos), ... y así pare Usted de contar. Por el otro lado, tenemos a los padres que se van de putas con los hijos, "para que aprendan lo que es cogerse a una hembra", hombres que le ordenan a las esposas que dejen de trabajar para así crear ese vínculo sucio de la dependencia económica y cercarlas con la falsa ilusión de "comodidad" y "seguridad", abuelos rancios que le enseñan a los nietos cómo seducir a la nana con un billetito para que se deje manosear... Y luego tenemos a los medios, la publicidad que se empeña en hacer aparecer a la mujer como una imbécil, la música deformada y deformante que habla sobre "yeguas" que mueven el "culo" al ritmo del "meneo" sexual. Pero, ¿qué más coños podemos esperar de esta juventud?
Este es un maldito patrón que sólo repite una maldita relación de poder que se ha observado per secula seculorum amén. ¿Y quién puede terminar con este juego macabro de "wena naty"? O, más difícil de responder: ¿CÓMO podemos cambiar ésto?
Es ante estas preguntas que cierro los ojos para aplacar el mareo y la náusea. Ya no somos humanidad, Pablo; quizás NUNCA lo hemos sido y JAMÁS lleguemos a serlo. Estamos jodidos, viejo. ¿Estamos jodidos? No sé. A estas alturas del juego sólo sé que creo en lo que no creo, y no creo en lo que creo. Ésto se pudrió, viejo. Camina con cuidado para que no te salpiques.

P.S.: faltó un acento y nunca cerré un paréntesis. Éso es un buen indicador de una escritura visceral. Y así se queda.

14 sept 2012

Ésta no es una carta abierta. Ésto es un homenaje abierto.







Y aquí estás, Oscar Hahn; en contraste como Santiago en septiembre, contrastado y contrastante como Chile mismo. En blanco y negro y a color, como septiembre en Santiago, cuando unos lloran lo que otros celebran; cuando unos niegan lo que otros no olvidan; cuando unos prefieren aferrarse a las vías del Metro en lugar de a la vida, porque dicen que cuando cambiamos de estación (¿será combinación Baquedano?, ¿será de invierno a primavera?) hay más suicidios, hay más tristeza.
Acontecido estás, Oscar Hahn; pues te ganaste el Premio Nacional de Literatura este año. Deuda pendiente, deuda pagada por la mano del olvido. Aunque tú, Oscar Hahn, no necesitas de esos "adornos". El poeta es poeta porque llega al alma hasta retorcértela; el poeta es poeta porque te llega a la consciencia hasta despertártela para que nunca jamás (así como Auschwitz) vuelva a caer dormida. Y por éso tú, Oscar Hahn, eres poeta y ya. Con premio, sin premio, apremiado y apremiante, eres poeta, y ya.

P.S.: Espero poder entregarle ésto personalmente a Oscar Hahn, no sea cosa que después tenga que entregárselo telepáticamente como lo hago con Enrique Lihn. Éstos poetas rebeldes que se mueren y te dejan así nada más.